Poder hablar del mundo del vino con propiedad requiere mucho más que entender de forma generalizada sobre viñedos, tipología de vinos o sobre cuál es la manera más adecuada para consumirlos. Por ello, hay personas cuyo entusiasmo por el fruto de la vid es tanto, que deciden convertirse en verdaderos expertos, haciendo de su pasión una profesión: los sumilleres o “sommeliers”.
Un poco de historia …
Desde la antigüedad, el servicio del vino siempre ha estado presente, pudiéndose encontrar ciertas equivalencias al que se entiende como sumiller actualmente.
Es difícil poner una fecha exacta, pero hay referencias que se remontan incluso a la mitología griega con Ganimedes, el copero de los dioses del Olimpo, pasando por aquella persona de edad avanzada en la época del Imperio Romano, encargada de catar una bebida para asegurarse de que no había sido envenenada.
Sin embargo, no es hasta los siglos XVII-XVIII que esta profesión realmente empieza a tener más relevancia como tal en el mundo del vino, y se empieza a citar en documentos como los tratados de cocina.
Tanto los monasterios franceses como las grandes cortes de los palacios requerían de una persona encargada del servicio de vino, que debía preocuparse siempre tanto por la calidad de los vinos como por las existencias y, además, era quien poseía las llaves de la bodega. Es por ello que actualmente estas son un icono para los sumilleres, junto con el “tastevin” (pequeña tacita metálica) y el delantal negro.
El sumiller, hoy
Con la aparición de los grandes restaurantes en las sociedades, el concepto derivó en la figura del profesional encargado de asesorar al cliente y sugerirle el mejor vino, como se conoce en la actualidad.
Sin embargo, hoy día esta profesión trasciende del campo estrictamente vinícola, pues un sumiller debe tener también conocimientos de gastronomía para aconsejar en términos de maridajes y poder unir cada vino con los platos más indicados.
Esto requiere estar constantemente aprendiendo y actualizándose para ofrecer el mejor servicio, pudiendo también extender su profesión a la de articulistas, críticos de vino o como educadores para transmitir su conocimiento a nuevas generaciones.
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